LA EX-HACIENDA
UN ESPACIO PRIVILEGIADO EN EL CORAZÓN DE LA TIERRA DEL MEZCAL.
Una antigua estructura enclavada en medio del Ejido de San Jerónimo Tlacochahuaya, con más de 250 años de historia, si tenemos en cuenta que el registro más antiguo es de 1760, donde aparece ya inscrito como un Rancho propiedad del Monasterio Dominico de Santo Domingo.
Como tal, la hacienda ha sido testigo de múltiples pasajes históricos de México, desde el movimiento independentista hasta la inauguración del Ferrocarril Mexicano del Sur en 1892, que pasaba justo al frente. Es posible que a raíz de la implementación de la Ley Lerdo en 1856, que obligaba a corporaciones civiles y religiosas a vender propiedades a particulares, empezó la hacienda a estar en manos de familias que, por generaciones, usaron la edificación y los terrenos con distintos fines como: siembra maíz, tomates y frijol; cría de cerdos, y mantener en establos caballos y burros para transporte y trabajo.
En el presente, la remodelación en toda la estructura de la hacienda constituye un vuelco rotundo en la trayectoria del espacio, ya que ahora es residencia de extranjeros enamorados de los valles oaxaqueños, ganando nueva vida como un punto de encuentro cultural, académico, artesanal y gastronómico; un espacio para la creatividad, un refugio con historia para ayudar a mantener el presente y futuro de tradiciones locales.
La Ex-Hacienda Guadalupe tiene una ubicación ideal en los Valles Centrales de Oaxaca. Desde aquí, es muy fácil visitar los lugares turísticos más representativos de estos parajes: la iglesia de Tlacochahuaya, las zonas arqueológicas de Yagúl y Dainzú, las ruinas de Mitla, el árbol del Tule, Hierve el Agua, Matatlán y las poblaciones continuas. Se encuentra en el trayecto de la ruta del Mezcal y es cercana a Teotitlán del Valle, Tlacolula y Mitla, comunidades famosas por su trabajo artesanal y mercados.
Hacienda y el ejido
La Exhacienda Guadalupe está rodeada de campos de cultivo de milpa y agaves. El paisaje bucólico se complementa con vegetación única, mayormente de clima árido y seco, propias de la región que varían su coloración y floración por temporadas, exponiendo matices impresionantes en el paisaje.
Tenemos la fortuna de poder observar fauna silvestre. Durante el día se pueden encontrar petirrojos, palomas, garzas, gorriones, colibríes, pájaros carpinteros taladrando la madera, correcaminos y tórtolas; mientras que en la noche, sobrevuelan nuestros techos las lechuzas que anidan en recovecos de la estructura y en los caminos brillan los ojos de los tapacaminos. A veces se dejan oír los aullidos de los coyotes que pasean o cazan en las cercanías, en las carreteras saltan los conejos y liebres, se ven zorrillos y tlacuaches, además de otros animales escurridizos que encuentran en estos lados un sitio seguro.
Las caminatas por el ejido pueden ofrecer atardeceres grandiosos, que pintan los cielos de diferentes tonos como naranja, rojo o violeta. Observar planicies verdes o llenas de flores blancas y amarillas, cerros tupidos de cactus, suculentas y sábilas, mientras se saludan a los agricultores que pasan en sus carretas llevadas por caballos o burros.
TLACOCHAHUAYA
San Jerónimo Tlacochahuaya (Tlacochahuaya del náhuatl: "Lugar húmedo o tierra húmeda"), llamado Zunni en zapoteco, que significa “lugar de la gente que planta”, pertenece a los Valles Centrales de Oaxaca, específicamente al Valle de Tlacolula que está al oriente, mientras que al noroeste están el Valle de Etla y al sur el Valle de Zimatlán – Ocotlán.
Marcado por una geografía de largos valles franqueados por montañas, algunas consideradas sagradas. Tlacochahuaya colinda al norte con el municipio de Teotitlán del Valle; al sur con San Sebastián Abasolo y San Juan Guelavía; al oeste con San Francisco Lachigoló; al este con Villa Díaz Ordáz y Santa Ana del Valle.
En sus caminos se pueden admirar sembradíos de maíz, frijol negro, chiles de agua, calabaza y ajo que son los rubros alimenticios de mayor cosecha. También, en días de muertos se extienden planicies amarillas de flores cempazúchitl y rojas de flores cresta de gallo.
Uno de los atractivos más impresionantes es el Templo y Exconvento de San Jerónimo, construido en el siglo XVI, con unos decorados y tallados de gran valor artístico por la presencia de influencias europeas e indígenas en sus muros e imágenes enmarcadas. También, su órgano tubular de fuelle es una pieza de admirar por ser construido en 1739, y recuperado en 1991 para volver a sonar sus cilindros brillantes gracias a un plan de restauración de estos instrumentos antiguos.
En el pueblo se puede comer platillos particulares como el caldo de pollo acompañado con rajas de chiles agua tatemados y cebolla, tlayudas o tortillas hechas a mano; el caldo de cazuela, mole negro y almendrado, carnitas y barbacoas, tacos, tamales, queso fresco, nieves y bebidas como el téjate y atole.
Una de las festividades más coloridas y divertidas es el Lunes del Cerro, que se celebra los dos últimos lunes del mes de julio, donde en un recinto en la cumbre de una montaña, se reúnen los miembros de la comunidad para celebrar la Guelaguetza, con la particularidad de que los hombres se visten de mujer y bailan al son de música de banda; mientras los anfitriones reparten cervezas frías, plátanos, duraznos y tamales.
Los Danzantes de la Pluma son uno de los grupos folclóricos más destacados por sus vestimentas, movimientos y musicalidad, los miembros de esta agrupación llevan grandes y pesados penachos construidos con montones de plumas variopintas y su baile representa el movimiento astral de los planetas alrededor del sol, una herencia prehispánica zapoteca que aún tiene vigencia.
TLACOLULA
Fotografía Pablo Morales/mibici
Es el lugar perfecto para conocer la región por medio de los ingredientes y preparaciones que allí se encuentran. En Tlacolula se establece uno de los mercados más importantes de Oaxaca, por la congregación de marchantas y vendedores que vienen desde distintos puntos, en su mayoría de la sierra norte, el Itsmo y pueblos de los valles centrales. Se puede pasear entre artesanías como cestería, mandiles bordados y huaraches; ingredientes que incluyen papas serranas, variedades de chiles, tomates criollos, frutas locales, nopales, pitayas, calabacitas, harina de trigo integral, trigo entero, frijoles, mangos, yuca, camarones y los vegetales más frescos se reúnen en domingo, que es el día de este mercado; al mismo tiempo se pueden tomar frescos tejates, comer panes de cazuela y sentarse entre el calor de los fogones del pasillo de la barbacoa de borrego para comer tacos y consomés.
comunidades artesanales cercanas
Otras comunidades cercanas de interés, para quienes aprecian las artesanías, son Santa Cruz Papalutla y San Juan Guelavía quienes son expertos en trabajar el carrizo. Teotitlán del Valle es famosa por trabajar tejidos de lana con tintes naturales, sobre todo tapetes. San Marcos Tlapazola es cuna de talentosas artesanas del barro rojo, famosas por los comales y ollas y quienes realizan piezas hermosas tanto ornamentales como utilitarias.